Actualmente, y desde hace ya demasiados años, estamos muy acostumbrados a asociar licencia cinematográfica con adaptación mediocre al mundo de los videojuegos. Afortunadamente ésto no siempre ha sido así.

En 1989 Ocean traslada la historia de Robocop,"mitad hombre, mitad máquina, todo policía", a los circuitos del microordenador de Sinclair para deletite de todos los que disfrutamos de las buenas obras. Si la película es un clásico ochentero y su protagonista uno de los iconos de la década, este título para el ZX va incluso más allá ocupando puestos de honor en cualquier ranking que se precie de entre la enorme cantidad de material con que contó el Spectrum. Sin ir más lejos, un referente como la revista Your Sinclair lo coloca como el número 9 entre su top 100.
 
El argumento gira en torno al agente Alex J. Murphy, el cual fue abatido en las calles de Detroit mientras Security Concepts Inc. controlaba el departamento de policía. Debido a la recurrencia en este tipo de asesinatos aparece una entidad llamada OCP la cual aprovecha la situación para llevar a cabo sus planes de crear un superpolicía. Se hacen cargo de lo que queda de Murphy y lo convierten en una máquina letal con cuerpo de titanio reforzado. Precisan borrar su memoria e instalarle una artificial pero no son capaces de hacerlo por completo y Murphy, ya como Robocop, termina recordando quién era y crece en él un deseo de venganza contra quien acabó con su persona.


Siguiendo el patrón de un arcade de disparos clásico esta obra nos coloca en distintos escenarios desde patrullar las conflictivas calles de Detroit hasta dar caza a Dick Jones, alto ejecutivo de la OCP y culpable final de todo lo ocurrido.

El título se compone de unos niveles principales que han de recorrerse a pie tratando de dar caza a todos los criminales que surgen al paso junto con otras escenas en que la situación difiere por completo y, como si de minijuegos se tratase, los objetivos varían habiendo momentos para crear un retrato robot, para dar caza a un secuestrador que retiene a algún inocente o en los que pasar por una misión sin munición denominada "Modo arresto".

En total son 9 fases distintas:

  1. Patrullar en los barrios de Detroit
  2. Una mujer está siendo atacada y se requiere de intervención. Se debe tratar de acabar con quien la retiene evitando dañarla.
  3. Nueva ronda de patrullaje con mayores dificultades
  4. Reconstruir la imagen del recuerdo del asesino de Murphy
  5. Recorrer una fábrica de drogas abarrotada de enemigos armados y descubrir la verdad de quién se encuentra en la sombra
  6. Debido a la directiva 4 del programa de actuación de Robocop éste no puede atacar a ningún jefe de OCP por lo que debe hacer frente al robot ED209 únicamente con sus puños
  7. Escapar del recinto de la OCP
  8. Continuar la huída
  9. Salvar al presidente al que toman como rehén

En las áreas principales habrá momentos de subida y bajada de plantas comunicadas por escaleras o montacargas, variedad de enemigos que pueden aparecer desde ventanas, motocicletas o escondidos tras cualquier esquina. La cantidad de balas con que se cuenta está perfectamente medida y conviene no derrocharla. Repartidos a lo largo del mapeado pueden encontrarse distintos power-ups con diferentes tipos de munición, salud con la que recuperar la barra del policía, vidas extra e incluso, en la parte final de la aventura, un arma con mayor poder destructivo.


El apartado técnico de este juego es brillante a todos los niveles. Los gráficos son espectaculares, detallados, con unos sprites de gran tamaño y magnífica animación. Incluso ciertos elementos de los decorados reaccionan dañándose ante los proyectiles. La única nota discordante es la falta de color y mostrar todo casi de forma monocroma, aunque al menos el cromatismo principal en uso varía de unos escenarios a otros. Los movimientos y el scroll de pantalla son suaves aunque se puede echar en falta mayor velocidad de desplazamiento en ciertos momentos.

El sonido es excelente. Las voces digitalizadas con algunas de las frases más representativas del protagonista son de muy alta calidad al igual que la melodía principal.

El paso a los 128K se nota, además de en el apartado musical, en los reducidos tiempos de carga y en la comodidad de que ésta solamente se produzca en una ocasión. Por su parte para la versión de 48K se necesitan tres cargas. 


El control del personaje es preciso. Se puede disparar en todas direcciones sin dificultad y es tremendamente sencillo hacerse cargo del policía casi desde la primera toma de contacto.  

La dificultad es alta, con momentos muy exigentes que precisarán de concentración y buenos reflejos. Entre éstos destaco situaciones en que se intentan alcanzar montacargas en el nivel 7 y los contrarios aparecen en momentos estratégicos para tratar de poner las cosas muy complicadas. En general, las oleadas de enemigos son constantes por lo que hay que estar siempre alerta.

Tras recibir una racha de impactos Robocop se paraliza durante unos instantes lo que provoca que quede a merced de los enemigos los cuales no dudan en acribillarlo sin que el jugador pueda reaccionar. Es algo frustrante pero afortunadamente ocurre limitadísimas veces. Es el único punto negativo dentro de una jugabilidad exquisita y adictiva.

En su conjunto es uno de los títulos más redondos hechos para el antiguo ordenador de 8 bits. Ocean lo bordó en todos los apartados demostrando que dominaba como nadie la programación para la máquina de Sinclair. Variado y con una duración adecuada sabe ganarse al público desde el primer momento. En ocasiones hace falta frotarse los ojos para recordar que estamos ante un programa de ZX y no ante algo más propio de ordenadores como el Amiga o de consolas con mayor potencia. Un referente de su tiempo, una obra capital para Spectrum y el perfecto ejemplo de que el buen hacer se antepone a los recursos.